Los hábitos en la cultura organizacional
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Los hábitos en la cultura organizacional

Se dice que las personas tienen hábitos, y las empresas poseen rutinas. En realidad, una rutina no es otra cosa que un hábito más estructurado y de conjunto que conlleva a la formación de culturas organizacionales. Todo en la vida, en su forma, es un conjunto de hábitos. La mayor parte de la vida parece una forma reflexiva de toma de decisiones, pero en realidad son hábitos [1]. ¡Pero hay un problema! Nuestro cerebro no sabe diferenciar los hábitos buenos de los malos. ¡¿Entonces, que creen que podría ocurrir con las culturas organizacionales?!


Es importante reconocer que, así como los hábitos personales se pueden desarrollar, cultivar e incluso modificar, las culturas organizacionales también se pueden pre-conceptualizar y planificar a la necesidad y los desafíos del negocio, identificados en los ejercicios de planificación estratégica de cada compañía.


Por otro lado, se sabe que el rol de la alta dirección y el equipo de gerentes es ofrecer resultados sostenibles, pero cuando los resultados no son los esperados, esto se convierte en un problema. Inexorablemente, todos los que realmente desean mejorar su empresa deben estar llenos de problemas los cuales hay que gestionarlos. Hacer gestión es tener una secuencia de acciones necesarias para que se alcance cierto resultado deseado, o también llamado método [2]. La esencia del trabajo en una organización es alcanzar resultados deseados, y por lo tanto es fundamental que todas las personas dominen el método. Un método para la solución efectiva de problemas. Sin embargo, llevar un método a la acción requiere una rutina del trabajo del día a día, sin fallas. La gran dificultad para alcanzar esta excelencia es establecer la base de una buena rutina, y es donde nuevamente entramos a la importancia del concepto de los hábitos en las personas.



Los hábitos surgen porque el cerebro siempre está buscando la forma de ahorrar esfuerzo, puesto que es un músculo que también necesita descansar. El proceso cerebral de un hábito es un bucle de tres pasos: señal, rutina, recompensa. La recompensa es lo que le indica al cerebro si vale la pena recordar el bucle.


En toda organización, existen hábitos básicos que pueden iniciar un proceso que con el tiempo lo transforman todo. Tener el hábito de solucionar problemas es uno de ellos. Los hábitos básicos, cuando empiezan a cambiar, rehacen otros patrones, y con ello se construyen las culturas organizaciones. De hecho, los hábitos básicos ofrecen “pequeños triunfos”. ¡Y cuando se ha logrado un pequeño triunfo, se pone en marcha las fuerzas para lograr otro! Entonces, cuando escuchemos la frase “cultura organizacional” ya sea en una conferencia de comunicación de resultados, en workshops o en simples reuniones gerenciales, démonos unos instantes para pensar ¿Cómo estamos construyendo la cultura organizacional de la compañía? Por ejemplo, un sistema de reconocimiento mal diseñado podría llevar a que las personas o equipos empiecen a trabajar en forma de islas, con objetivos contrapuestos, y esto puede provocar revanchas y resentimientos a la interna. ¿Es realmente lo que queremos y necesitamos como cultura organizacional?

Referencias:

[1] El poder de los hábitos (Charles Duhigg)

[2] El verdadero poder (Vicente Falconi)

Willie Córdova, Consultor Associate en CDi Latin America.

MSC Gestión de Logística y Operaciones / Ingeniero Industrial

info@cdi-la.biz


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